S. XVI El florecimiento del grabado
El siglo XVI representa el florecimiento de la imagen impresa. En diversas ciudades europeas se crea un ambiente propicio que desemboca en un resurgir general (económico, político, social,etc...) que repercute tanto en el grabado como en otros aspectos de la cultura. Por una parte, el libro alcanzó una importancia tan grande durante el Renacimiento que sin él resultaría imposible entender los diferentes aspectos de la cultura. Por otra parte, el grabado, por sus grandes posibilidades expresivas, es cada vez más utilizado por los grandes maestros de la historia del arte aunque representará una mínima parte del total.
Pararelamente, sugirá en toda Europa un mercado especial de coleccionismo e intecambio de grabados y estampas, que contribuirá a su expansión y conocimiento.
El grabado de reproducción
Pero este comercio de grabados, si bien como decíamos contribuyó a su distribución por todos los rincones de Europa, propició la aparición de un nuevo tipo de grabado, llamado de "reproducción", que se limitaba a copiar y reproducir las obras de pintura, escultura o dibujo de otros artistas. Este fenómeno ayudó a propagar con cierta facilidad las nuevas concepciones artísticas de la pintura, la escultura y la arquitectura (que se centran en el cuerpo humano y el mundo, y aparecen las nociones de perspectiva y proporción) y, aunque es innegable la importancia que tuvo en la expansión de estos nuevos conceptos, propició la aparición de un gran número de "grabadores de reproducción" exclusivamente, en detrimento de la creatividad y la libertad artística.
Alemania y Los Paises Bajos
Alemania y los Paises Bajos continúan destacando en el desarrollo del grabado y en la labor editorial durante buena parte del siglo XVI.
Es innegable que una de las mayores figuras de la historia del grabado fue Dürer (Nuremberg, 1471-1528) también pintor y dibujante. Dürer hizo del grabado su oficio y probablemente fue el primero; sus estampas circularon por toda Europa. Se ha dicho que en sus planchas se puede captar la unión del simbolismo y el espiritualismo del gótico y al mismo tiempo el sentir humanístico del Renacimiento. También se ha dicho que sus xilografías otorgan definitivamente al grabado en madera la categoría artística merecida, dado que hasta entonces esta técnica se usaba casi exclusivamente para la edición de estampas piadosas y en la ilustración.
Cabe destacar asimismo otras figuras relevantes que, dada la gran personalidad y fuerza de la figura de Dürer, quedaron algo eclipsadas. Fueron, entre otros, Burgkmair, Baldung Grün, Altdorfer, los hermanos Beham, Hans Sebald, Barthel, Aldegrever, Lucas Cranach (que fue amigo de Lüter y cuyas ilustraciones ayudaron a propagar la doctrina protestante), Holbein el joven, Lucas de Leyde, etc. Por otra parte, entre los flamencos, destaca especialmente la figura de Geeronim Cock, cuya editorial representó un centro artístico e intelectual de gran importancia. Su repertorio se dirigía a todo tipo de público, desde las escenas de género, mitológicas o familiares, pasando por la política (ayudó especialmente a la expansión de la Contrarreforma), etc. Entre los hombres que se reunieron a su alrededor, debemos destacar a Bruegel.
Italia
Italia, por su parte, también fue un foco importante durante los últimos años del siglo, donde surgieron artistas-grabadores como Campagnola, Il Parmesano, los Carraci... o Marcantonio Raimondi, considerado el primero que hizo del grabado de reproducción un oficio y un arte.
Este protagonismo italiano lo encontramos también en Francia, donde los artistas italianos introdujeron el Renacimiento, y donde propiciaron la formación de la llamada Escuela de Fontaineblau. Los grabadores de esta escuela trabajaron en París alrededor del año 1560, y crearon obras de cierto academicismo destinadas a la arquitectura, la pintura y las artes decorativas.
El control de la imagen
Pero hay que pensar que durante buena parte de los siglos XV y XVI, e incluso más tarde, se producen en toda Europa una serie de acontecimientos que influirán notablemente en el desarrollo y, sobre todo, en el contenido ideológico de las ediciones y la imagen impresa. Humanistas, erasmistas, eruditos y estudiosos harán del libro su instrumento preferido y lo mismo sucederá con políticos y gobernantes. Al mismo tiempo surgirán elementos discordantes representantes de un sentir retardatario medieval, claramente reaccionarios ante el peligro que representaba la libre difusión de ideas. Así, a finales del siglo XV ya empiezan las persecuciones de los libros considerados "heréticos". En España, en 1521, el Inquisidor General ordena requisar todas las obras de Lüter, por ejemplo, y a medida que avanza el siglo XVI el control resultará cada vez más severo, hasta llegar al punto de publicar listas de obras prohibidas, impidiendo al mismo tiempo la importación de libros heréticos. El castigo que se imponía por el incumplimiento de estas disposiciones era la quema de libros, la pérdida de bienes e, incluso, la pena de muerte.
Como consecuencia de este contexto legislativo y cultural especialmente controlador, los temas de tipo religioso serán protagonistas de la ilustración del libro.
El Siglo XVII: La expansión del grabado
El siglo XVI representa el florecimiento de la imagen impresa. En diversas ciudades europeas se crea un ambiente propicio que desemboca en un resurgir general (económico, político, social,etc...) que repercute tanto en el grabado como en otros aspectos de la cultura. Por una parte, el libro alcanzó una importancia tan grande durante el Renacimiento que sin él resultaría imposible entender los diferentes aspectos de la cultura. Por otra parte, el grabado, por sus grandes posibilidades expresivas, es cada vez más utilizado por los grandes maestros de la historia del arte aunque representará una mínima parte del total.
Pararelamente, sugirá en toda Europa un mercado especial de coleccionismo e intecambio de grabados y estampas, que contribuirá a su expansión y conocimiento.
El grabado de reproducción
Pero este comercio de grabados, si bien como decíamos contribuyó a su distribución por todos los rincones de Europa, propició la aparición de un nuevo tipo de grabado, llamado de "reproducción", que se limitaba a copiar y reproducir las obras de pintura, escultura o dibujo de otros artistas. Este fenómeno ayudó a propagar con cierta facilidad las nuevas concepciones artísticas de la pintura, la escultura y la arquitectura (que se centran en el cuerpo humano y el mundo, y aparecen las nociones de perspectiva y proporción) y, aunque es innegable la importancia que tuvo en la expansión de estos nuevos conceptos, propició la aparición de un gran número de "grabadores de reproducción" exclusivamente, en detrimento de la creatividad y la libertad artística.
Alemania y Los Paises Bajos
Alemania y los Paises Bajos continúan destacando en el desarrollo del grabado y en la labor editorial durante buena parte del siglo XVI.
Es innegable que una de las mayores figuras de la historia del grabado fue Dürer (Nuremberg, 1471-1528) también pintor y dibujante. Dürer hizo del grabado su oficio y probablemente fue el primero; sus estampas circularon por toda Europa. Se ha dicho que en sus planchas se puede captar la unión del simbolismo y el espiritualismo del gótico y al mismo tiempo el sentir humanístico del Renacimiento. También se ha dicho que sus xilografías otorgan definitivamente al grabado en madera la categoría artística merecida, dado que hasta entonces esta técnica se usaba casi exclusivamente para la edición de estampas piadosas y en la ilustración.
Cabe destacar asimismo otras figuras relevantes que, dada la gran personalidad y fuerza de la figura de Dürer, quedaron algo eclipsadas. Fueron, entre otros, Burgkmair, Baldung Grün, Altdorfer, los hermanos Beham, Hans Sebald, Barthel, Aldegrever, Lucas Cranach (que fue amigo de Lüter y cuyas ilustraciones ayudaron a propagar la doctrina protestante), Holbein el joven, Lucas de Leyde, etc. Por otra parte, entre los flamencos, destaca especialmente la figura de Geeronim Cock, cuya editorial representó un centro artístico e intelectual de gran importancia. Su repertorio se dirigía a todo tipo de público, desde las escenas de género, mitológicas o familiares, pasando por la política (ayudó especialmente a la expansión de la Contrarreforma), etc. Entre los hombres que se reunieron a su alrededor, debemos destacar a Bruegel.
Italia
Italia, por su parte, también fue un foco importante durante los últimos años del siglo, donde surgieron artistas-grabadores como Campagnola, Il Parmesano, los Carraci... o Marcantonio Raimondi, considerado el primero que hizo del grabado de reproducción un oficio y un arte.
Este protagonismo italiano lo encontramos también en Francia, donde los artistas italianos introdujeron el Renacimiento, y donde propiciaron la formación de la llamada Escuela de Fontaineblau. Los grabadores de esta escuela trabajaron en París alrededor del año 1560, y crearon obras de cierto academicismo destinadas a la arquitectura, la pintura y las artes decorativas.
El control de la imagen
Pero hay que pensar que durante buena parte de los siglos XV y XVI, e incluso más tarde, se producen en toda Europa una serie de acontecimientos que influirán notablemente en el desarrollo y, sobre todo, en el contenido ideológico de las ediciones y la imagen impresa. Humanistas, erasmistas, eruditos y estudiosos harán del libro su instrumento preferido y lo mismo sucederá con políticos y gobernantes. Al mismo tiempo surgirán elementos discordantes representantes de un sentir retardatario medieval, claramente reaccionarios ante el peligro que representaba la libre difusión de ideas. Así, a finales del siglo XV ya empiezan las persecuciones de los libros considerados "heréticos". En España, en 1521, el Inquisidor General ordena requisar todas las obras de Lüter, por ejemplo, y a medida que avanza el siglo XVI el control resultará cada vez más severo, hasta llegar al punto de publicar listas de obras prohibidas, impidiendo al mismo tiempo la importación de libros heréticos. El castigo que se imponía por el incumplimiento de estas disposiciones era la quema de libros, la pérdida de bienes e, incluso, la pena de muerte.
Como consecuencia de este contexto legislativo y cultural especialmente controlador, los temas de tipo religioso serán protagonistas de la ilustración del libro.
El Siglo XVII: La expansión del grabado
El siglo XVII es un período importante para la historia del grabado, ya que se empieza a reconocer como obra de arte. Sigue siendo un testimonio histórico y documental de primer orden y un medio de difusión excelente, peromarcará sus propias leyes y surgirán nuevos procedimientos y técnicas (como el aguatinta), para enriquecer sus posibilidades. Un factor determinante en la evolución técnica del grabado es la sustitución de la madera por el cobre, siendo las mejores obras de arte de este siglo el aguafuerte y al buril, técnicas surgidas ya en elsiglo XVI pero que adquirirán ahora su definitiva consolidación.
Por otro lado, aparece un fenómeno de capital importancia para la historia del grabado, y es precisamente la organización del oficio: se constituyen los gremios, hecho que se refleja en Francia en la promulgación del Edicto de San Juan de Luz en 1660, que garantizaba y confirmaba la libertad de la profesión.
Francia y Flandes
Francia y, sobre todo, Flandes, toman en este momento el relevo del protagonismo, y desde allí surgirán algunos de los nombres más importantes de la historia del arte y del grabado: Rubens, Van Dyck, Seghers, Rembrandt, etc.
Rubens, según dicen los estudiosos, no grababa personalmente, pero supo entender el interés que podía tener y creó a su alrededor un importante taller de grabado y estampación donde acudieron destacados grabadores: Lucas Worsterman, Bolswert o Paulus Pontius, por citar algunos.
Rembrandt, por su parte, representa una de las personalidades más destacadas de la historia del grabado y forma, junto con Dürer y Goya, el tradicionalmente considerado "triángulo de oro" de este "arte". En sus obras aparecen temáticas muy diversas: religión, costumbres populares, paisajes, escenas cotidianas, etc... además de los autorretratos. En él se une el artista y el técnico y por la gran fuerza personal que tuvo eclipsó a buena parte de sus contemporáneos. A pesar de ello, no podemos dejar de mencionar algunos: Bol, Visscher, Suydenhoef, Cuyp, Zeeman, Ruisdael, Dreen Van Ostade y otros.
El grabado adquirió también en Francia una gran importancia. Produjo figuras de una gran calidad: Callot, por su obra creativa; Nanteuil, que siguió una linea más académica pero que destacó en la ejecución de uno de los temas de mayor tradición en Francia, el retrato. Su estilo a partir de un estudio muy cuidadoso de los rasgos personales del retrato, creó escuela y llegó a ser reclamado por sus contemporáneos. Recibio encargos de la corte, pero al mismo tiempo plasmó los desastres de las guerras.
Otro retratista notable fue Claude Mellan. Por otra parte, Claude Gellèe, Gerard Edelink o Abraham Bosse -especialmente interesante por reflejar el ambiente, modas y costumbres de su tiempo, pero sobre todo por ser autor de uno de los tratados sobre las técnicas del grabado más importantes hasta aquel momento-, son otros nombres a tener en cuenta.
Alemania
Alemania pierde, en estos momentos, la gran vitalidad que tuvo anteriormente, destacando quizás Adam Eisheiner. Ocurre lo mismo en Italia, donde sobresalen Guido Reni, Salvatore Rosa, Cantagallina, Giulio Parigi, etc.
España
En España trabajan una serie de grabadores extranjeros, flamencos y franceses principalmente, con un interesante mercado de estampas y una obra importante de ilustraciones para ediciones. Sobre todo, debemos destacar una influencia estilística flamenca, que comprende todo el siglo XVII y buena parte del XVIII, centrada en la utilización de la técnica del buril, procedimiento que exige un largo y difícil aprendizaje. En términos generales el grabado barroco español tiene que inscribirse de lleno en la órbita del europeo y fundamentalmente en la técnica del buril, con la finalidad de reproducir y en contadas ocasiones con el objetivo de crear una obra original.
Alemania
Alemania pierde, en estos momentos, la gran vitalidad que tuvo anteriormente, destacando quizás Adam Eisheiner. Ocurre lo mismo en Italia, donde sobresalen Guido Reni, Salvatore Rosa, Cantagallina, Giulio Parigi, etc.
España
En España trabajan una serie de grabadores extranjeros, flamencos y franceses principalmente, con un interesante mercado de estampas y una obra importante de ilustraciones para ediciones. Sobre todo, debemos destacar una influencia estilística flamenca, que comprende todo el siglo XVII y buena parte del XVIII, centrada en la utilización de la técnica del buril, procedimiento que exige un largo y difícil aprendizaje. En términos generales el grabado barroco español tiene que inscribirse de lleno en la órbita del europeo y fundamentalmente en la técnica del buril, con la finalidad de reproducir y en contadas ocasiones con el objetivo de crear una obra original.
Como ya hemos ido comentando a lo largo de este escrito, la estampa, desde su creación, deempeñó una importante función como complemento del contenido de los libros. En general, se puede decir que el libro barroco es de menos calidad que el de épocas anteriores: el papel, las tintas, etc. son de menor calidad, se descuida su presentación en contraposición al interés de su contenido. Fruto de esta "crisis" que ya se había iniciado en el siglo anterior, la ornamentación del libro también sale perjudicada, es menos abundante y se limita, en la mayoría de los casos, a las primeras páginas. Se imprimieron libros de geometría, astronomía, arquitectura, ciencias naturales, etc., que iban acompañados de ilustraciones hechas con la técnica del grabado.
Cabe decir que si en la ilustración del libro los impresores españoles aprovecharon la venida de grabadores extranjeros, en las estampas sueltas la producción foránea fue casi toda importada, limitándose prácticamente a la producción de imaginería religiosa de tipo popular.
Fue quizás en el campo de la cartografía donde en España se alcanzó una mayor perfección.
El siglo XVIII: el grabado ilustrado
El siglo XVIII es el de la ilustración, de la defensa de las ideas de progreso y de la razón. Nace el Despotismo Ilustrado como instrumento propicio para conducir a la sociedad "no preparada" hacia la modernización a través de las estructuras de la monarquía absoluta. Pero también surgieron otros ilustrados contrarios al sistema del Antiguo Régimen, favorables a posiciones más propias de la democracia: Montesquieu, Voltaire, Diderot, d'Alambert (que, junto con otros, escribirá la Enciclopedia considerada una de las obras más representativas del pensamiento ilustrado), así como Christian Woff, Kant, Jovellanos o Feijoo entre otros. Esta reforma ilustrada vio nuevamente en el grabado uno de los medios más eficaces de difusión de las ideas pero sufrió, precisamente por este motivo, los dictámenes de la censura.
El siglo XVIII: el grabado ilustrado
El siglo XVIII es el de la ilustración, de la defensa de las ideas de progreso y de la razón. Nace el Despotismo Ilustrado como instrumento propicio para conducir a la sociedad "no preparada" hacia la modernización a través de las estructuras de la monarquía absoluta. Pero también surgieron otros ilustrados contrarios al sistema del Antiguo Régimen, favorables a posiciones más propias de la democracia: Montesquieu, Voltaire, Diderot, d'Alambert (que, junto con otros, escribirá la Enciclopedia considerada una de las obras más representativas del pensamiento ilustrado), así como Christian Woff, Kant, Jovellanos o Feijoo entre otros. Esta reforma ilustrada vio nuevamente en el grabado uno de los medios más eficaces de difusión de las ideas pero sufrió, precisamente por este motivo, los dictámenes de la censura.
Aunque cabe destacar el aumento importantísimo de demanda de las estampas sueltas -hecho que, por otro lado, propició la creación de talleres especializados, en general familiares-, debemos recordar que el grabado sigue siendo fundamentalmente un medio para ilustrar los libros y por este motivo continuaremos dedicándole una especial atención. Sería necesario subrayar en este sentido las prohibiciones generales de rechazo de lo lascivo, de las imágenes contra las "buenas constumbres" o contra la religión, de las propagadoras de ideas supersticiosas que atentan contra la dignidad de los conocimientos científicos, o las revolucionarias que atentan contra el orden establecido -recordemos que a finales de siglo tiene lugar la Revolución Francesa, verdadera sacudida social de la época.
En cuanto a la temática, el grabado de tipo religioso continúa siendo el más abundante, pero empieza a adquirir mucha importancia el científico y didáctico, que se consolidará en el siglo XIX: geometría, botánica, agricultura, etc. También debemos citar el grabado "costumbrista", con escenas populares, oficios, moda... sobre todo a partir de los últimos años de siglo, sin olvidar, sin embago, que en estos momentos tiene una gran consideración el grabado propagandístico de los estamentos del poder.
En cuanto al grabado "artístico", el siglo XVIII nos conduce a un ambiente de deseo estético especial por la imagen. El arte se vuelve burgués, intimista, de pequeñas dimensiones, cómodo y muy afrancesado. Para la decoración de estos ambientes era idóneo el grabado de la época. Pero también se hará eco de los cambios y revoluciones sociales que tienen lugar en estos momentos, siendo el grabado un instrumento importante donde se plasmará la crítica social, los horrores y las miserias de las guerras.