sábado, 3 de mayo de 2008

Al sudoeste del rio Besós



Rambla Prim, año 2008


Diez años de la vida de un barrio barcelonés


Hace bastante tiempo, hablando, un amigo y yo sobre nuestra infancia en el barrio, acordamos que debiamos dar a conocer, de alguna manera, nuestra primeros años en el sudoeste del Besós, un barrio nacido para paliar la falta de viviendas de cara al alud inmigratorio registrado después de la guerra civil en Barcelona y que fueron, tal y como fueron pensados, una injusticia social. Y quizás, poder descansar de esa sensación de sentirnos ignorados durante tantos años por las autoridades y por todos aquellos que vivian acomodados en el centro de la ciudad.


Una anécdota, para empezar
No es un cuento inventado. Se trata de un hecho real, vivido por un vecino del Sector Sudoeste del Besós a finales del año 1968.

"¿Vivimos en un rincón?"

Era muy tarde y me acerqué al coche. El taxista bajó la bandera.
- Al barrio del Besós, por favor.
- Allà vamos. ¿Esto está por la Avenida Guipúzcoa, no?
- Bueno... sí. Quiero decir sí y no.
- Entendido, ya me indicará usted.
-¡Pero usted conoce Barcelona, claro!
- Eso he creido yo hasta ahora, pero veo que todavía me quedan rincones por explorar...
- Sí, rincones bastante considerables; ya verá.
Seguíamos el curso de la Avenida Guipúzcoa a trompicones de semáforo. Había conseguido que el taxista me llevara por la amplia avenida, que no era el camino más corto, porque me percaté de que aquel era el único punto de referencia que le había situado desde el comienzo.
Mediada la avenida, el taxista se volvió y dijó:
- Ya casi estamos, ¿verdad?
- Todavía queda un trecho - atajé.
Rodamos un par de kilometros.
Por fin, después de las indicaciones pertinentes, penetramos en el Barrio.
-¡Ah, sí! Ahora recuerdo. Ya estuve aquí otra vez.
Y para que le quedara grabado en la memoria, le solté:
- Pues sí; aquí vivimos unas ochenta mil personas. Ahí es nada. Caben, tres capitales de provincia como Soria, por ejemplo.
El taxista se asombró visiblemente. No se molestó por la observación. Al parecer no era de Soria...
Los últimos pasos antes de llegar a casa, fueron pasos reflexivos. Pensaba en los 80.000 ignorados de nuestro barrio. Lo que había ocurrido con el taxista era sólo una anécdota. Pero significativa. Me daba la impresión de que la gran perifería, los que formamos la dilatada muralla que delimita la enorme Barcelona contemporánea, vivimos a una "terrible" distancia del centro.
Estamos humanamente distanciados, alejados y ajenos a las preocupaciones del cerebro, a los latidos del corazón de Barcelona. Por esto nos cuesta sentirnos barceloneses de verdad.
A este sentimiento de ser ignorados por la Barcelona próspera se añade, además, la revulsión de ser mal conocidos. Conocidos quizá tan sólo por negras leyendas, por sucesos explotados por cierta prensa sensacionalista y tendenciosa.
Increíble ¿Verdad?
Pues atención a lo que viene a continuación. Fuimos a visitar, en el edificio de las Atarazanas, una gran Exposición denominada “Barcelona 74”. Donde se exponían gran parte de los proyectos municipales que el Ayuntamiento quería realizar en Barcelona hasta el año 1974. Al marchar, adquirimos un voluminoso catálogo de doscientas setenta páginas, que contenían gran cantidad de gráficos, cifras, estadísticas y planos. En los planos se indicaba con bastante claridad los proyectos municipales, pero en ninguno de ellos estaba representado el gran sector de viviendas del Sudoeste del Besós.
¡En esta zona figuraban tan sólo los campos de coles y acelgas que allí habían diez años atrás!
Ese es mi barrio…